La Ciudad Condal tiene mucho que ver y disfrutar, pero si vas a pasar varios días por la zona seguro que te apetece conocer pueblos bonitos cerca de Barcelona. Aquí tienes una recomendación de seis municipios que no te puedes perder:
Rupit i Pruit: un sueño medieval
Para los amantes de la Historia esta localidad de la comarca de Osona es una parada imprescindible. Aquí el tiempo parece haberse detenido, porque la atmósfera medieval envuelve todo el casco antiguo.
En esta localidad vas a poder pasear por calles empedradas y observar casas de piedra del siglo XVI muy bien conservadas. Su puente colgante es uno de sus mayores atractivos turísticos y nadie se puede resistir a hacerle algunas fotos.
Entre los imperdibles están la iglesia de Sant Miquel, los restos del castillo de Rupit y las increíbles vistas al valle. Además, si te gusta el senderismo, aquí tienes el punto de partida de varias rutas naturales, destacando entre ellas el camino hacia la cascada de Sallent.
Tavertet: una joya casi desconocida que es uno de los pueblos bonitos cerca de Barcelona
Sobre los acantilados del Collsacabra se alza el pequeño pueblo de Tavertet. Aunque no es tan conocido como otros municipios de la región, tiene la peculiaridad de ser un balcón natural sobre el pantano de Sau y el valle del Ter. Por tanto, desde allí puedes disfrutar de una de las vistas panorámicas más impresionantes de Cataluña.
Es un buen lugar para ir de paso, pero todavía mejor si puedes quedarte allí algún tiempo. Porque es ideal para desconectar del ruido de la ciudad y del estrés del día a día.
La paz que se respira en sus calles es el complemento perfecto a la belleza del entorno que lo rodea. Es más, si te gusta la naturaleza y no te importa caminar, Tavertet es el punto de partida de rutas senderistas que te llevan a lugares como el mirador del Morro de l'Abella o el salto de agua de la Foradada.
Castellfollit de la Roca: el pueblo que desafía a la gravedad
Este pintoresco pueblo está sobre un risco de basalto formado como consecuencia de antiguas coladas de lava. Ver desde lejos sus casas alineadas al borde del precipicio es un espectáculo único y sobrecogedor.
Su casco antiguo es pequeño, pero sus callejuelas estrechas y la iglesia de Sant Salvador hacen las delicias de los visitantes. Además, desde el mirador hay unas estupendas vistas panorámicas.
Este municipio es la puerta de entrada a la Garrotxa, la tierra de los volcanes. En esta zona tienes otras localidades interesantes que visitar como Besalú, Beuda, Olot o Sant Joan les Fonts.
Caldes de Montbui: un imprescindible entre los pueblos bonitos cerca de Barcelona
A tan solo 35 kilómetros de la Ciudad Condal se encuentra este municipio que tiene algo único: sus aguas termales. Porque ha conservado casi intactas unas termas romanas dentro de su casco histórico. La conocida como Font del Lleó es uno de los símbolos más icónicos del pueblo, con aguas que brotan a más de 70º C de temperatura.
En la zona encuentras varios balnearios modernos que aprovechan estas aguas para ofrecer un espacio de bienestar y relajación. Antes o después de visitarlas puedes dar un paseo por sus tranquilas calles y descubrir rincones como la iglesia de Santa María o el museo Thermalia.
Caldes de Montbui es un destino muy recomendable para quienes buscan una escapada para disfrutar de la cultura, la tradición, la historia y el relax.
Sitges: una parada obligatoria
Ninguna ruta por Cataluña está completa si no hay una parada en Sitges. Este pueblo costero es popular a nivel mundial porque conjuga como pocos el ambiente bohemio y vibrante, los festivales internacionales y la arquitectura modernista.
Sus playas urbanas son un buen lugar para pasar el día, pero no todo es mar y sol. En su casco histórico se puede pasear por callejuelas blancas y descubrir miradores en rincones ocultos que ofrecen unas bonitas vistas del Mediterráneo.
Es también el lugar perfecto para disfrutar de la gastronomía y del arte durante cualquier época del año.
Mura: una experiencia sensorial
En pleno Parque Natural de Sant Llorenç del Munt i l'Obac se esconde esta joya rural llena de esencia medieval. Pasear por mura es toda una experiencia para los sentidos, porque el murmullo del agua de las fuentes te acompaña todo el camino, así como el aroma a leña.
Entre los lugares que no hay que perderse están la iglesia románica de Sant Martí, el molino de aceite y el entorno natural del Gorg del Padre.
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